sábado, 27 de agosto de 2011

La Plaza de Abastos de Reinosa, vícticma de las goteras y del abandono

En la Plaza de Abastos de Reinosa, donde no hace mucho había un gran número de puestos, gentío y vida, ahora sólo queda silencio, goteras y abandono. Una lavandería industrial y los miembros de la Asociación Campurriana de Amigos del Rock&Roll (Acarr) son los únicos ocupantes de estae mercado de titularidad municipal.
Prácticamente todos los partidos políticos incluían en su programa electoral proyectos de rehabilitación para el edificio, que ya manifiesta un avanzado estado de deterioro. Las opciones que se plantean son diversas. Para el presidente de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Reinosa (ACER), José María Torices, «la mejor opción, dado que el inmueble nació como un centro de comercio, es crear una infraestructura que apoye al comercio de Reinosa».
Hace cinco años, ACER presentó al Ayuntamiento un proyecto para convertir el inmueble en un centro de ocio que incluiría una guardería, una oficina de turismo y un despacho de entradas de Cantur, entre otros servicios. Sin embargo, el proyecto no llegó a ver la luz.
La Asociación Campurriana de Amigos del Rock&Roll, presidida por Alberto de Blas, mantiene su sede, solitaria, en la Plaza de Abastos. «Hay goteras, cristales rotos, nidos de pájaros.» , explica De Blas, que considera que la mejor opción sería destinar el edificio a la juventud. «Habría que recuperarlo y destinarlo a los más jóvenes, hacer locales de ensayo y un espacio donde los jóvenes reinosanos tuvieran acceso a locales de ensayo, a la música y al ocio», dice.
Completamente llena
La Plaza de Abastos de Reinosa se construyó en 1882. Había cerca de cuarenta puestos entre pescaderías, carnicerías, tiendas de ropa y comercios de ultramarinos. Poco a poco, todo eso fue desapareciendo.
Francisco Pérez 'Pachi' fue el último cerrar su puesto de pescado, hace ahora dos años y medio. Explica que cuando arreglaron el edificio, en la década de los ochenta, subieron el precio del alquiler y a muchos comerciantes no les salía rentable. «Poco a poco la gente se fue yendo y los puestos fueron cerrando. Cuantos más puestos cerraban menos clientes venían, bajaban las ventas y los que quedaban se veían obligados a cerrar. Después el Ayuntamiento de Reinosa volvió a bajar el alquiler, pero el daño ya estaba hecho». Pachi recuerda con nostalgia la época en que la plaza se llenaba de gente «el ambiente era muy cordial, nos llevábamos todos muy bien. Era todo el rato un ir y venir de gente, los habituales y también muchos turistas. Había días, como el de San Mateo, en que no se cerraba». Un año estuvo Pachi sólo en su puesto de la Plaza de Abastos, «fue muy penoso», recuerda con tristeza, pues «no había casi mantenimiento, hacía frío y estaba sólo».

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