lunes, 30 de abril de 2012

Las grietas ponen en peligro a 115 familias de un bloque de Los Gladiolos. Santa Cruz de Tenerife.

Las humedades y las grietas amenazan todo un bloque de viviendas del barrio de Los Gladiolos. Las 115 familias chicharreras que residen en este conjunto de edificios se reúnen mañana en la Asociación de Vecinos del barrio para pedir al Ayuntamiento la demolición y reconstrucción de los inmuebles en la misma ubicación, en la calle Juan Ramón Jiménez.

La barriada se construyó en 1956 y actualmente se encuentra muy deteriorada. Paredes llenas de humedades y enormes grietas por toda la fachada dan la sensación de que en cualquier momento los edificios puede venirse abajo. De hecho, hace casi un año un trozo de la pared cedió.

Justo detrás hay un colegio. Si el muro en lugar de caerse hacia delante, lo hace para el otro lado y en un día de clase, pilla a los niños. Es un auténtico peligro", comenta Candelaria Casañas, propietaria de una de estas viviendas. Este derrumbe dejó numerosos escombros que aun siguen allí. "Los vecinos los vamos bajando poco a poco, pero somos personas mayores. Yo no puedo, mi marido tiene mal un brazo, entonces vamos cogiendo una bolsa al día, más o menos", explica esta vecina.
Según cuenta Candelaria, el problema comenzó hace 10 años cuando salieron las primeras grietas en la fachada. Desde entonces han tenido numerosas reuniones con la Asociación de Vecinos del barrio para intentar solucionar el problema, pero han sido inútiles. "Lo que queremos es que fabriquen en el mismo sitio, pero que nos digan cuándo lo van a tirar, porque esto está lleno de humedad tanto por dentro como por fuera", exigió Casañas.

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Lo único que han conseguido en estos años es que les pongan un cartel informativo en el que se anuncia la futura rehabilitación y que está incluida en el Plan de Vivienda de Canarias. Pero en el cartel no se indica ni la fecha de inicio ni de finalización de los trabajos, ni tampoco el presupuesto. Candelaria explica que durante la campaña de la elecciones municipales del año pasado, el candidato de CC que luego se convertiría en alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, pasó por Los Gladiolos. "Le dije lo que pasaba con la barriada y me quejé de que nos pusieran un cartel para callarnos la boca. Él me contestó que ya estaba firmado por el anterior alcalde y que el expediente se encuentra en Viviendas Municipales. Que de un momento a otro sería derrumbado pero a día de hoy no he sabido más", explicó la vecina.

Una de las grietas en estas viviendas de protección oficial del bloque denominado Nuestra Señora de Candelaria recorre de un lado a otro la fachada a la altura del primer piso. "El vecino de abajo cuenta que le ha cedido un poco el suelo y las puertas", dice Candelaria. Además, hay una tubería que ocupa todo el alto de las viviendas que ha sido saneada en numerosas ocasiones pero que sigue filtrando agua al edificio. "Ni siquiera sabemos de dónde viene porque se han arreglado las casas por dentro y nada, sigue saliendo", comenta preocupada esta vecina.

Candelaria siempre ha vivido en esta casa. Primero con su madre y más tarde cuando se casó, compró el piso de la última planta. Cuenta que son casas que no pasan de más de 40 metros cuadrados y que no tienen columnas, sino solo tres muros de carga. Su principal preocupación es que en su hogar se filtra el agua por la parte trasera que ha terminado por disimular poniendo un mueble grande delante. "A la azotea ya ni subo a tender, porque se está cayendo todo. No se puede tocar nada", admitió con miedo.

Los vecinos del piso inferior al de Candelaria han tenido menos suerte y en estos años han cambiado varias veces el baño. La tónica se repite en toda la barriada. La indignación también se extiende por todo el vecindario porque no se sienten escuchados y lamentan la incertidumbre por no saber lo que ocurrirá. La última esperanza vino cuando se instaló la fibra óptica en la zona. Recuerdan que escucharon a los técnicos decir que no pasarían los cables por ese edifico porque lo iban a derribar. Nada más se ha sabido desde entonces. "Solo queremos vivir en las mínimas condiciones", comentan.

"Hasta que no pase algo y haya una desgracia aquí no van a hacer nada. Y luego vendrán los lamentos", se queja Candelaria. Mientras, sigue a la espera de que las administraciones le den alguna solución a este problema que afecta a su familia y otras 114 de la capital.
La Opinión

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