martes, 12 de junio de 2012

Cádiz recupera su torre más antigua.

La incógnita está en sus entrañas, ahí esperando a ser despejada. La ecuación de historia, arte y patrimonio es tan interesante como enigmática en el campanario de la antigua Casa de la Contaduría, hoy Museo Catedralicio. Sin embargo, poca admiración, enigma o interés cabía en una construcción deteriorada por el tiempo y la humedad. La torre, situada en una aparente tierra de nadie (concebida para el uso de la iglesia de Santa Cruz pero construida de forma exenta a esta y anexa al Museo), se consumía, mientras el Ayuntamiento requería obras de ornato en sus fachadas deterioradas. Pero eso ya quedó atrás. Desde hace unas dos semanas comenzaron las obras de restauración de la edificación que ahora ve más cerca un futuro uso turístico. De hecho, la idea es que tras la restauración se ponga en valor haciéndola visitable para gaditanos y foráneos interesados en su interior y en las maravillosas vistas que devuelve.

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Así lo explica el nuevo ecónomo del Cabildo Catedral, Balbino Reguera. Él ha sido el impulsor de las obras y el ideólogo de un futuro uso turístico que está avalado por el resto de canónigos de la institución. En concreto, actualmente se efectúan trabajos de restauración de los paramentos de la torre. Para ello, se están picando y enfoscando todos los muros que presentaban llagas provocadas por la acción marítima. La labor está siendo realizada por Pinturas San Marcos, una empresa isleña que se está encargando de unas obras que, en estos momentos, se efectúan en el interior del campanario. Una vez realizada esta parte, se restaurarán los muros exteriores, antes de volver a colocar en su posición la campana de 1827 que ha sido retirada en estos días para la restauración que durará unos dos meses.

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El coste de la actuación es de 20.000 euros, además de 5.000 euros para subsanar distintos aspectos que hagan posible la puesta en valor y se enmarca dentro de un plan más amplio del Cabildo que contempla otras acciones de mejora en la Catedral y en el Museo Catedralicio. Una vez acabada la intervención habrá vía libre para desarrollar el proyecto turístico. La intención es que cualquier persona interesada pueda salvar los 80 escalones de su escalera de caracol para poder admirar tanto el interior como las vistas del campanario.

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Aunque la idea tiene aún detalles por concretar, la visita podría materializarse por un pequeño sobrecoste sobre la entrada combinada de Catedral y Museo, de forma que el que visite estos espacios tenga opción también a acceder a la torre que, además, tiene acceso directo desde la plaza de Fray Félix. El interior del espacio destaca por la sobriedad constructiva y por una cúpula vaida de posible origen mudéjar. El origen de la edificación es una incógnita. Tan solo se sabe que la torre, coronada por un chapitel de azulejos, ya existía en el grabado de la ciudad de 1513. Tal y como explica el historiador Lorenzo de la Sierra, su fábrica «es muy interesante» y un estudio detallado de la misma podría arrojar más luz sobre el origen de la edificación, probablemente medieval.

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Además del valor histórico y patrimonial, los vanos del campanario y la azotea del Museo muestran bellas vistas de la ciudad en uno de sus puntos más altos. Así, se pueden apreciar las cubiertas de cerámica vidriada de Santa Cruz, una vista inusual de la Catedral, o una perspectiva aérea del cercano Teatro Romano. Todo un lujo para la vista que, si todo avanza conforme a lo previsto, Cádiz ganará como potencial turístico y patrimonial de todos los gaditanos.

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La Voz Digital

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