lunes, 25 de junio de 2012

El Claustro descubierto en Palamós (Gerona). La memoria de un claustro románico Noticias 1



Autor artículo: Carles Torramadé
Josep Pla pasó una velada en Mas del Vent, la finca de Palamós que conserva el claustro románico ahora redescubierto. El escritor catalán recogió con precisión la jornada, una tarde de principios de los años sesenta en su 'Cuaderno gris', pero no apuntó ni una palabra del impresionante claustro que sin duda vio y ahora, medio siglo después, sale del silencio y recupera la memoria, gracias al buen ojo del historiador del arte Gerardo Boto, quien, impresionado por una fotografía que vio hace dos años en la versión francesa de la revista 'AD', tiró del hilo hasta lograr sacar a la luz la magnífica obra, de cuya antigüedad no duda, tras visitarla el viernes

Hace 54 años, el 23 de julio de 1958, el ciudadano alemán Hans Engelhorn compró en Madrid por un millón de pesetas un claustro románico que el año siguiente se instaló en un idílico paisaje en la localidad gerundense de Palamós, concretamente en la finca Mas del Vent. Y allí, plantado, en silencio, sin ningún ajetreo, sólo visitado por gente del entorno o amigos de la propiedad y desapercibido para las administraciones, permaneció hasta que el catedrático de Historia de Arte Medieval de la Universidad de Girona, Gerardo Boto (León, 1967), lo redescubrió de la galería claustral en el número de verano de 2010 de la edición francesa de la revista de arquitectura AD. El reportaje incluía una imagen del claustro. Boto reveló el hallazgo durante unas jornadas en la Universidad de Barcelona. 

La fotografía de Vincent Leroux despertó el interés de Boto por una estructura que no aparecía en ninguna catalogación del románico hispánico e inició la tarea para descubrirla y evaluar el tesoro, desde la óptica académica. Su empeño por ver la galería caustral in situ topó con la negativa de la propiedad a permitirle el acceso al interior de la finca. Así, los únicos recursos que le quedaron al alcance de la mano fueron la imagen de la revista (de gran resolución y que le permitió escudriñar detalles de los capiteles y relacionarlos, e identificar algunos, principalmente con el monasterio burgalés de Santo Domingo de Silos), la serie de fotografías tomadas en 1959 mientras se montaba el claustro en la finca palamosina y que guarda el Archivo Municipal de Palamós y lo que se podía apreciar a través del Google Earth, con el impedimento del pinar que protege el conjunto de las visitas aéreas. 

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Vecinos de Palamós han reconocido estos días tener conocimiento desde hace años de la existencia del claustro e incluso de haberlo visto. "De pequeño, había entrado en la casa con los albañiles. Recuerdo haber visto unos arcos que trajeron de fuera", rememora Josep, un vecino que ronda los setenta años. Un profesor gerundense de historia contemporánea, que prefiere guardar el anonimato, reconoce haber visto el claustro hace unos años: "Estuve allí. Lo miré con detalle. No soy experto en historia medieval, pero mi impresión fue que una parte era auténtica y otra no". 

En 2010, Amigos del Románico publicó un artículo de Boto en el número 11 de la revista Románico. Con el título De Silos al Mediterráneo. El último claustro románico inédito de España, el profesor desmenuzaba lo que había descifrado a través de las imágenes: los capiteles muchos de los cuales recuerdan o son idénticos a los de Silos, iconografía propia del románico de Castilla e incluso las posibles medidas de la longitud de las dos galerías apreciadas. 

Si Boto chocó con la negativa de la propiedad (el claustro, actualmente, pertenece a Kurt Alexander Engelhorn, sobrino del comprador, a pesar de que la propiedad de la finca es de la mercantil Explotaciones Agrícolas y Forestales Brugarol, con sede en Barcelona y propiedad de una sociedad radicada en Panamá ), el presidente de Amigos del Románico, Juan Antonio Olañeta, reconoció estos días que las administraciones con las que se había puesto en contacto en 2011 (Ayuntamiento de Palamós, Generalitat de Cataluña, Ministerio de Educación y Cultura) para informarles del hallazgo y la posibilidad de que pudiera ser un claustro auténtico que mereciera protección administrativa tampoco mostraron un interés reseñable. Así, Olañeta afirmó el pasado miércoles: "Hasta ahora, que ha aparecido en los medios de comunicación, no se han puesto en marcha para intentar acceder al claustro".

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Y no le faltó razón. El martes, el diario El País publicó la existencia del claustro a raíz de una conferencia que Gerardo Boto dio en Barcelona acerca del conjunto escultural que se halla en Palamós. El interés mediático por un posible claustro románico del siglo XII perdido, olvidado, se disparó. Ese mismo día, la Generalitat reaccionó y acudió a los juzgados para lograr un permiso para acceder a la finca. Así mismo, el directoral general de Patrimonio del gobierno catalán, Joan Pluma, manifestó que anteriormente ya se habían puesto en contacto con la propiedad, sin respuesta alguna. 


Al día siguiente, miércoles, Boto y Olañeta ofrecieron una rueda de prensa en la que el profesor reconoció que la información de la que disponía sobre el conjunto eran "datos recabados casi de modo detectivesco". Boto destacó el posible valor histórico del hallazgo, además de situarlo como uno de "los más relevantes de los últimos años" en arte románico. Situó su origen en Castilla y apuntó que tenía dos posibles monasterios en que el claustro podría caber. Sin embargo, no quiso citarlos porque no disponía de las medidas exactas del de Palamós. También hizo hincapié en que, si bien la ubicación de la galería claustral en la finca de la Costa Brava era conocido por algunas personas, no era menos cierto que había existido silencio a su alrededor, sin que esa información hubiera trascendido. Además, destacó que el desconocimiento no llegaba desde la actualidad al año 1959, sino que se ampliaba mucho más ya que no estaba en ningún catálogo ni obra sobre el románico, por lo que este vacío se podía prolongar hasta mediados del siglo XIX con las desamortizaciones eclesiales. 

Al atardecer, fue Explotaciones Agrícolas y Forestales Brugarol SA quien se pronunció: informó que al día siguiente técnicos de la Generalitat podrían acceder a la finca para estudiar el conjunto, que la propiedad jamás había ocultado su existencia, aunque "siempre ha puesto en duda" la autenticidad de la obra, a raíz de una carta de una conservadora del museo Metropolitan de Nueva York experta en arte medieval, en que expresaba sus dudas sobre la originalidad. La propiedad también convocó a los medios de comunicación a una visita para el viernes. Los técnicos de la Generalitat se pronunciarán en las próximas semanas. 

Y llegó el viernes. Veinte minutos antes de la hora acordada, televisiones, radios y prensa escrita ya estábamos en la finca ávidos de descubrir ese patrimonio perdido. También estaba Olañeta, acreditado por la revista de la entidad que preside, y el catedrático Boto, que así cerraba el círculo que había despegado dos años antes y podría comprobar con sus ojos lo que había visto en imágenes. El profesor de la Universidad de Girona aguardó el último turno para entrar en la finca que había determinado la empresa que gestiona la comunicación de la sociedad propietaria, el de los redactores. No se le veía tenso ni precipitado, pero su rostro cambió cuando accedió en el lugar en que se montó en 1959 el claustro: en medio de un pinar, con dos pequeñas piscinas y con el Mediterráneo al fondo. Acogedor y digno de una mansión de 22 hectáreas que se alquila para eventos a precios desconocidos y en que hay distintas explotaciones agrarias (viñedos, frutales, frutos secos...) 

"Abrumado" había descrito Botos su sentir, instantes antes de acceder al lugar que había visto una y otra vez a través de imágenes. Ahora, lo podía tocar y ver de cerca. Acosado por los medios, no quiso pronunciarse sobre la autenticidad o no del claustro por respeto a la investigación de los técnicos de Cultura, pero su semblante lo delataba: mostraba júbilo, emoción. Manifestó que este claustro era un "hallazgo trascendente" y que ayudaría a "reescribir" algunos elementos del románico hispánico. Y antes de ponerse a tomar medidas con un medidor láser y estudiar el claustro, sentenció: "Es como si viéramos el hijo grande del monasterio de Silos". 

También agradeció a la propiedad, que antes le había negado la entrada, que ahora se la permitiera, acreditado por un periódico, eso sí. Josep Comas, representante del consejo de administración de Explotaciones Agrícolas y Forestales Brugarol SA, estuvo presente en la visita y explicó que no habían permitido el acceso de Boto anteriormente porque "se deja a organismos competentes". También reconoció que no hay ninguna voluntad de desprenderse del conjunto arquitectónico y que la curiosidad por conocer la originalidad o no del claustro no había despertado jamás en la propiedad. Y añadió que si la normativa lo exige, permitirán que la obra sea visitable.

Sobre el estado del claustro, tras dos años de verlo en imágenes, fue lacónica: "Diferente", es decir, ni mejor ni peor de lo que esperaba. En cuanto a la conservación, precisó que sin ser un técnico, era "desigual" en los capiteles: "aceptable" para los que se encuentran en la estructura de la galería y pero para los que están en el suelo. 

Más concreto fue Olañeta, para quien no había duda que los capiteles fueron esculpidos durante el románico. Así mismo se manifestó la Fundación Santa María la Real (centro de estudios del románico que también estuvo presente en la visita), aunque ambos precisaron que elementos estructurales como columnas, machones o arcos podrían ser posteriores. 

Así, cuatro días bastaron para recuperar la memoria de este claustro románico después de 53 años de silencio en Palamós y otros muchos anteriores. En este sentido, sigue la duda sobre su procedencia original. Dos expertos en románico, el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Burgos, René Jesús Payo, y el investigador Félix Palomero, habían apuntado en días anteriores que el claustro podría pertenecer al del monasterio burgalés ya desaparecido de San Pedro de Gumiel de Izán. Una ubicación que Boto no descartó el viernes. Es lo que falta por recuperar de la memoria perdida de un claustro que lleva más de cincuenta años descansando en la Costa Brava, a poca distancia de una de las joyas del románico catalán, el Monasterio de Sant Pere de Roda.

Curt Glover Engelhorn ocupa el puesto 144 de la lista de Forbes de las personas más ricas del mundo. Se le estima una fortuna de unos 6.600 millones de dólares. Su hermano Hans compró la finca Mas del Vent en Palamós en 1953. El turismo era incipiente en la Costa Brava. Hans murió en 1960, dos años después de adquirir el claustro románico en Madrid. Su mujer Carolina, que posteriormente volvió a casarse, heredó esta finca y en 1963 adquirió otra, la masía Bell-lloch, en la misma zona. El actual propietario de Mas del Vent, a través de una sociedad radicada en Panamá, es Kurt Alexander Engelhorn, sobrino de su primer comprador e hijo de Curt Glover Engerlhorn.

Los Engerlhorn proceden de una familia alemana de gran tradición industrial. El comprador de Mas del Vent, Hans, era bisnieto de Friedrich Engelhorn, fundador de la química Bash. La familia Engelhorn fueron los propietarios de la farmacéutica Boehringer Mannheim, vendida en 1997 al grupo Roche por 1,5 billones de pesetas. Controlaban Boehringer a través de Corange, una sociedad radicada en las islas Bermudas, lo cual les ahorró el pago de impuestos en Alemania por la venta. 

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Kurt Alexander Engerlhorn, hijo del heredero de la fortuna familiar y propietario de la finca donde está instalado el claustro, nació hace 65 años en Alemania. Una revista suiza cifraba en el año 2000 que su fortuna era de unos 300 millones de euros, aunque reconocía que podía ser muy superior debido a la opacidad de las Islas Bermudas. Kurt poseía, junto a sus dos hermanas, un 10% del accionariado de Boehringer Mannheim, vendido a Roche. Actualmente tiene sociedades en Londres, entre ellas fondos de inversión.

Hans Engelhorn, que tenía residencia en Barcelona, compró el Mas del Vent en 1953 a una conocida familia de médicos barceloneses, los Soler Roig. Situada en un bello paraje de una Costa Brava por entonces todavía virgen, Hans acostumbraba a dar largos paseos a caballo por los montes cercanos. Los Engelhorn tenían fama de gente discreta y que se relacionaba poco con los vecinos de la zona, aunque el propietario de un conocido restaurante de Palamós de los años cincuenta y sesenta sostiene que "eran de los extranjeros que se gastaban dinero". 

Años después, Hans se encaprichó de otra imponente finca de la zona, la masía Bell-lloch. Falleció antes de adquirirla su esposa Carolina. Mientras Mas del Vent y su claustro han pasado casi inadvertidos durante décadas, no sucedió así con Bell-lloch, que ha propiciado enconadas polémicas con los vecinos de la zona. Bell-lloch tenia en su interior una ermita. El acceso a la misma para celebrar una tradicional romería llegó a los juzgados.
La Opinión Coruña

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