viernes, 7 de diciembre de 2012

507 edificios están obligados a pasar una inspección antes de fin de año. Tarragona.


El desprendimiento de dos balcones el miércoles en Torreforta y el Carrer Major, el derrumbamiento de un techo hace unos días también en el barrio de Ponent o la caída de la escalera interior hace unas semanas en un edificio de El Serrallo son algunos ejemplos de que hay un deficiente mantenimiento de los edificios residenciales de Tarragona. El propio Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Tarragona (COAATT) admite que en el 95% de las viviendas de la ciudad nunca se ha hecho un mantenimiento, lo que provoca en las más antiguas un riesgo alto, tanto para los vecinos como para la vía pública.

El presidente del Servei Municipal de l’Habitatge i Actuacions Urbanes (SMHAUSA), Xavi Tarrès, reconoce que hay un deterioro en algunos inmuebles pero recuerda que «el responsable es el propietario. Por ello hace unos días publicamos un bando para recordar a la ciudadanía sus derechos y sus obligaciones».

En este bando se cita la Llei d’Urbanisme por tres razones: una, para recordar que los propietarios son los responsables del mantenimiento; dos, porque son los que deben sufragar los gastos que se deriven de estas reformas, y tres, recuerda el decreto 187/2010 sobre la inspección técnica de edificios, que este año ya afecta a los edificios plurifamiliares anteriores a 1931.Un 15% de los plurifamiliares«La salud del parque de viviendas de Tarragona no se puede precisar sin datos. Por ello la Inspección Técnica de Edificios (ITE) cobra tanta importancia», explica el presidente del COAATT, Julio Baixauli. Este colegio profesional ha realizado un primer estudio sobre el parque de viviendas de la ciudad basándose en los datos del catastro, y «hemos hecho con ellos una comprobación estadística», explica el gerente del COAATT, Pablo Fernández.

Los datos de este estudio están en manos del Ayuntamiento de Tarragona desde hace unas semanas «para que el consistorio también conozca un primer diagnóstico sobre su parque inmobiliario», explica Josep Anguera, miembro del gabinete técnico del COAATT.

Tarragona tiene censados en el catastro un total de 9.283 edificios, de los cuales 7.886 son de uso residencial. El resto, 1.397, tienen otros usos: desde un pabellón polideportivo a un equipamiento municipal como puede ser el mismo Ayuntamiento o la Catedral.

«Del global de edificios de la ciudad, 8.893 (95,8%) no han realizado ninguna rehabilitación o modificación importante desde su construcción. Es un dato grave porque falta información para saber si los edificios tienen todas las garantías», añaden Anguera y Hernández.

Los primeros
Del parque de viviendas residencial (7.886 inmuebles) el decreto que se aprobó justo antes de la entrada de CiU a la Generalitat contempla que los plurifamiliares (3.223) deben pasar una revisión en función de su edad.

Así, 507 de las 3.223 viviendas  de Tarragona son anteriores a 1931, es decir, las primeras que deben tener un certificado y que han de pasar la ITE. Se trata de un 15,73% del total. «Son edificaciones que se sitúan en la Part Alta, en el centro de la ciudad y algunas en el barrio de El Serrallo», explica Josep Anguera.

A estas 507 les faltaría añadir otras 730 unifamiliares que son coetáneas de la época y a las que la ley actual exime de pasar la revisión técnica. El director de la Agència Catalana de l’Habitatge de la Generalitat, Jaume Fornt, admite que «el decreto actual tiene carencias que pretendemos subsanar. Es un decreto que tiene apartados poco definidos que debemos cambiar y ser más precisos y claros», añade Fornt.

El director de la Agència de l’Habitatge enumera que las valoraciones de las inspecciones son demasiado generalistas y permite esconder algunas deficiencias graves a los ojos de la administración. Tampoco hay una sanción definida en el decreto para el que no desee pasar la ITE cuando le toque. O falta una mejor colaboración entre administraciones en aquellas ciudades donde hay barrios extremadamente frágiles... En el caso de Tarragona, un barrio sensible sería la Part Alta.

El temor a las consecuencias
«Nosotros estamos a favor de las inspecciones, pero hay que reconocer que el temor no es la inspección en sí, sino las consecuencias del informe», reconoce Esteve Martí, presidente del Col·legi d’Administradors de Finques de Tarragona.

El propio COAATT ha enviado a las comunidades de propietarios y a las administraciones de fincas una carta recordando los plazos que fija el decreto para los edificios de más de 80 años en la ciudad. «La gente ahora no teme la inspección y el coste de la misma, sino las consecuencias», reconoce Martí. «El inspector debe ser profesional, no puede jugarse una valoración subjetiva, ya que él también es responsable si pasara algo a posteriori», explica Fornt.

Como la gran mayoría de viviendas no han realizado mantenimiento alguno, muchos de los propietarios temen que la valoración de los técnicos pueda llevar consecuencias si detectan anomalías graves y éstas significarían que el certificado de habitabilidad quede suspendido hasta la realización de las mejoras propuestas. Y en plena crisis, ¿quién tiene dinero para remodelar la vivienda? «El dilema de los propietarios está en si hacer la ITE o seguir sin ella puesto que no hay sanción definida en el decreto», admiten desde los Col·legis de Aparelladors y Administradors de Finques.

Jaume Fornt recuerda que «aunque es cierto que no hay una sanción explícita, si está claro que la responsabilidad del inmueble es de su propietario y ello queda reflejado en la Llei d’Urbanisme, donde en caso de infracciones hay sanciones» que pueden alcanzar hasta los 150.000 euros.

«La inspección técnica se debe entender como la ITV de los coches o la visita al médico de cabecera», explica Baixauli. «Debemos inculcar la cultura del mantenimiento y no buscar en este decreto acciones coercitivas a la ciudadanía», añade el director del la Agència Catalana de l’Habitatge.

Aunque es genérico, la mayoría de defectos de las viviendas pueden originarse por el mal estado de los materiales de construcción empleados, la climatología «y en nuestra ciudad el salitre del mar y las humedades son también factores determinantes».

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