viernes, 2 de agosto de 2013

Almería. Los bienes de interés cultural, joyas olvidadas de la provincia.

La riqueza cultural de la provincia es una de las atracciones de Almería. En cada rincón se pueden observar monumentos y lugares emblemáticos que están inscritos como Bienes de Interés Cultural (BIC) en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz y por lo tanto, tienen que estar protegidos. 

Pero ¿qué significa que un monumento sea un BIC? Según el Decreto Ley, es cualquier inmueble y objeto mueble de interés artístico, histórico, arqueológico, científico o técnico, que haya sido declarado como tal por la administración competente. En este caso, por la Junta de Andalucía. Asimismo, puede ser incluido el patrimonio documental y bibliográfico, los yacimientos y zonas arqueológicas, así como los sitios naturales, jardines y parques, que tengan valor artístico, histórico o antropológico.

Imagen de la noticia
No obstante, estar declarado como bien de interés cultural conlleva una serie de obligaciones y responsabilidades que debe afrontar la administración o el propietario encargado de proteger el inmueble en cuestión. 

Entre sus cometidos, cabe destacar la lucha contra el deterioro y el esfuerzo que han de realizar para que el bien no desaparezca.  

Sin embargo, en realidad muchos de estos monumentos carecen de este cuidado. Ejemplo de ello es el Cortijo del Fraile y el Castillo de San Pedro, en Níjar, que se están cayendo ante la indiferencia (o incompetencia) administrativa para solucionarlo.

En cifras La provincia cuenta con más de 200 inmuebles inscritos en esta clasificación. En concreto, 189 pertenecen a monumentos, 50 a zonas arqueológicas, 3 a conjuntos históricos y 1 a sitio histórico. 

El municipio de Vélez Blanco, empatado con Almería capital, encabeza la lista en cuanto al número de bienes culturales reconocidos con 24. A estos le seguiría Níjar con 17 en total. 

Imagen de la noticia
Con esta cantidad es fácil comprender que la mayoría de los almerienses paseen por delante de estos monumentos sin tener conciencia de que son bienes protegidos.

Entre los más conocidos, destacan el Cargadero de Mineral del Alquife, comúnmente denominado como Cable Inglés en Almería, el Castillo de Santa Ana en Roquetas y la zona arqueológica subacuática de Los Escullos-El Águila en Níjar. 

Por el contrario, algunos de los menos populares son: Abrigo Friso de Portocarrero en Gérgal, Piedras de las Herraduras en Líjar y Cueva de Almaceta en Lúcar. 

Lo que está claro es que las cifras hablan por sí solas y contar con más de 200 inmuebles de patrimonio histórico no son solo números, es una realidad en Almería.   

Aunque los datos demuestren la riqueza cultural de la provincia, no reflejan el estado de los inmuebles que, en la mayoría de los casos, o se encuentran abandonados y olvidados o no se les ha protegido como es debido. Es el caso del Patio del Castillo de los Vélez. De arquitectura renancentista y reconocido como una joya por ser una de las obras maestras del primer renacimiento español, el Patio fue trasladado piedra a piedra al Museo Metropolitano de Nueva York y lo que queda en el monumento de los Vélez es una mera reconstrucción. El castillo sí fue restaurado para devolverle su esplendor.

Yacimientos En cuanto a las zonas arqueológicas, algunas son protegidas y explotadas como atractivo turístico, véase el poblado de los Millares, conocido como uno de los asentamientos más importantes de Europa de la Edad del Cobre. 

Imagen de la noticia
La otra cara de la moneda a esta situación son los yacimientos del municipio de Antas, como El Argar y La Gerundia, que se encuentra en ruinas, sin explotar y  se están destruyendo. Un estado que, en los tiempos que corren, será difícil ponerle remedio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario